Cultura de Marruecos

Angelina Jolie  Marruecos está formado por un elaborado mosaico de tradiciones artísticas. El nexo de unión del arte marroquí es la música, desde el estilo clásico que se desarrolló en la España musulmana y las tradiciones musicales narrativas de los bereberes hasta la fusión contemporánea de música africana, canción francesa, pop y rock. La música rai, más identificada con Argelia, es una tendencia emergente que, a pesar de sus ritmos claramente afroárabes (es una corriente inspirada en la música de los beduinos), es probablemente el estilo más occidentalizado y combina una serie de instrumentos electrónicos para crear un efecto hipnótico. En Marruecos la danza es una disciplina que se desarrolla más bien con discreción (teóricamente las mujeres marroquíes no deben bailar). La más interesante es la danza circular, conocida como ahidous y proveniente de una tradición antigua y simbólica de los bereberes. La artesanía es otro elemento básico del país. La marroquinería es apreciada por los comerciantes desde el siglo XVI. Una herencia igualmente rica y que se mantiene en auge es la producción de alfombras, cerámica, joyería, artículos de bronce y tallas de madera. También son muy típicos los paneles pintados y tallados para la decoración. Los azulejos con elaboradas cenefas embellecen el interior de muchas madrasas y otros edificios religiosos, además de algunas mansiones. Las mashrabiyya, celosías que permiten a las mujeres musulmanas ver lo que ocurre en la calle sin ser vistas, todavía se construyen. Aunque estos elementos no suelen comprarse como recuerdos turísticos, sirven para demostrar que la artesanía marroquí no depende totalmente de las masas de visitantes. Ahidos Bereber Marruecos ha inspirado a todo tipo de artistas extranjeros. El pintor francés Eugène Delacroix empleó mucho tiempo y material en retratar la imaginería marroquí después de su visita al país en la década de 1830. Las escenas de mercados, los harenes y las cacerías de leones fueron la temática central de sus telas desde aquel momento. Delacroix fue considerado en su época un poco atrevido. Un siglo más tarde Hollywood se apuntó a la moda de este país. Primero con Marlene Dietrich en Marruecos, seguida en 1942 del clásico Casablanca. Y cuando Peter O’Toole se paseaba por este territorio encarnando al protagonista de Lawrence de Arabia éste ya se había convertido en un espacio irreal para innumerables jóvenes occidentales. El dariya, el árabe que se habla en Marruecos, difiere considerablemente del que se utiliza en Oriente Medio. En las zonas rurales se comunican por medio de varios dialectos bereberes, en especial en las montañas. En lo referente a costumbres y estilo de vida, Marruecos tiende a seguir su propio ritmo islámico, pero los hombres siguen marcando las normas. La estricta segregación de los géneros en la vida pública puede desconcertar a más de un visitante, aunque en las grandes ciudades hay una mayor mezcla y una mayor osadía de tendencias. La comida marroquí es buena y consistente; el plato nacional es el cuscús, sémola fina que suele acompañar el estofado de cordero con verduras. La bebida nacional es el té con menta, destacar que la Ley de Marruecos admite la venta de alcohol bajo autorización y el beber alcohol no está bien visto, aunque no está prohibido por Ley

                                               Productos locales            

El azafrán

La riqueza de los productos de la tierra marroquí
Marruecos saca el máximo partido a su generosa naturaleza. Herederos de los conocimientos ancestrales, sus hábiles artesanos trabajan con ella dándole forma.

Los productos de la tierra tienen una riqueza incomparable: especias como el azafrán, también denominado “oro rojo”, el aceite de coco, la miel, el agua de azahar, sin olvidar el aceite de argán y su exquisito sabor. El ritual del hammam se sirve de la henna, el agua de rosas, el jabón negro y el ghassoul. Déjate seducir por sus propiedades.

Marruecos también es un país de artesanía. En Safi, Fez o Zagora, podrás ver cómo se trabaja la arcilla. Ouarzazate, en cambio, destaca más por sus alfombras. Y Marrakech tampoco se queda atrás: allí, entre otras cosas, se trabaja el cuero. Los curtidores elaboran babuchas, bolsas y objetos decorativos. Un conjunto de creaciones siempre acertadas, ya que mezclan el encanto de la tradición con las novedades estéticas más atrevidas.

¡No te resistas a la tentación y tráete en tu maleta alguno de estos pequeños tesoros marroquíes


                                       Cerámica Tradicional revisited 

Marruecos: una tierra de artesanía auténtica y de diseño

Parte de la riqueza cultural de Marruecos reside en su artesanía tradicional, a la que, desde hace ya algunos años, también se suma la de diseño. Allí se trabajan finamente materiales de todo tipo, tanto a mano como con máquinas y herramientas de larga tradición, para elaborar objetos decorativos y inusuales, como vajilla, muebles, joyas, ropa… Seguro que te apetece traerte contigo algún souvenir de Marruecos.
La indumentaria tradicional, que aún se usa durante fiestas y ceremonias, adquiere hoy en día un aire más innovador. ¡No te lo pienses y pruébate el famoso caftán! Las babuchas también son un icono del típico atuendo marroquí. Hoy existen babuchas de varios estilos y muchos creadores proponen modelos de diseño y muy contemporáneos.
¿Quieres llevarte a casa unas joyas elaboradas a mano? En Marrakech y sus alrededores hay unas joyas bereberes preciosas. Las encontrarás en la medina colindante a la plaza Jemaa El Fna, entre otros lugares. También se elaboran joyas de plata en ciudades como Guelmim, Agadir, Essaouira, Tiznit o incluso Taroudant. Estas creaciones van evolucionando con las modas y en la actualidad, son realmente contemporáneas.
En Fez, Marrakech y Tetuán destaca la latonería: marcos, ollas, aldabas, lámparas y muchos otros artículos se elaboran delicadamente con cobre, plata o latón. Algunos diseñadores marroquíes internacionalmente conocidos se han apropiado de estos objetos y actualmente también existen en su versión moderna.
Visita Safi para descubrir una alfarería multicolor única en su estilo; en Tamegrout, domina el color verde; en Azemmour, las mujeres artesanas cuentan con sus propias instalaciones; en Salé, no dejes de visitar Oulja, el complejo de los alfareros.
En Marrakech, Fez o Safi, podrás descubrir los icónicos objetos marroquíes forjados en hierro: los candelabros, faroles, espejos o incluso pantallas de lámpara se integrarán perfectamente con tu decoración.
Unos magníficos objetos trenzados con mimbre, rafia y palma te esperan en Fez, Marrakech o incluso Salé. Sus salvamanteles, cestas y alfombras te encantarán. En Essaouira, podrás adquirir productos de tuya, una valiosa madera del Atlas. En la misma línea está la marquetería, unas típicas chapas de madera labrada que podrás encontrar por todas partes en Marruecos.
En cuanto a las creaciones de yeso, pueden verse en los riads. Se trata de un elemento imprescindible de la arquitectura marroquí.
Otro arte característico de Marruecos es el zellige. Por todo el país, podrás ver estos mosaicos tanto en objetos tradicionales como en creaciones innovadoras. Este arte es emblemático de los interiores marroquíes, pero la capital del zellige en Marruecos es, sin duda, la ciudad de Fez. Allí podrás comprar auténticas maravillas en sus tiendecitas típicas.

Con la riqueza de su artesanía local, nos atrevemos a asegurar que no volverás de Marruecos con las manos vacías.